La velocidad del crecimiento demográfico ha transformado el mundo en un espacio interminable de gasto y oferta rápidos que sigue creciendo y nunca se detiene. La tecnología e Internet también han impactado la forma en que se comportan los humanos, y esta forma de pensar ha provocado un consumismo interminable que valora la velocidad y el cambio por encima de la durabilidad y la calidad. Este proceso de pensamiento ha demostrado ser aplicable a casi todos los aspectos de los seres humanos del siglo XXI: relaciones, alimentación, trabajos y también moda.
Pero los tiempos están cambiando. Y el mundo también está cambiando. Las nuevas generaciones se sienten mucho más identificadas con una forma de vida que no daña el medio ambiente, y la oferta de este tipo de productos es hoy mejor en variedad y coste.
Cuando hablamos de moda, hay varias formas de hacer que la ropa sea más sostenible: fábricas que garanticen procesos #libres de químicos durante la fabricación, el uso de tejidos reciclados o de fuentes #naturales, colecciones #atemporales que estén de moda durante todas las estaciones, diseños finos. con materiales duraderos que pueden usarse y reutilizarse, los trabajadores reciben salarios justos y condiciones laborales justas, y mucho más que ni siquiera se menciona aquí.
El #slowfashion es más que una simple tendencia. Es una forma de vida y llegó para quedarse. Las nuevas generaciones y la tecnología aumentarán la asequibilidad con el tiempo, pero recordemos: serán sólo los primeros en adoptarlas los que pasarán a la historia.
De la cultura del descarte al estilo de vida slow y a la moda slow
